Fandango: El fandango es un aire popular bailable, ejecutado por una pareja, de movimiento vivo.
El compás: ternario, los versos octosílabos y el frecuente empleo de castañuelas marcan un estrecho parentesco con la jota. Dada la popularidad del fandango como danza de exhibición a finales del siglo XVIII y principios del XIX, no es de extrañar su presencia y arraigo en la tradición de Asturias, Castilla, Cataluña, Murcia, Valencia, País Vasco o Portugal. En su forma galante, el género llegó a tener cierta proyección en la tradición culta europea a través de la obra de Luigi Boccherini, el padre Antonio Soler y Domenico Scarlatti.
Esta obra es quizás la más famosa de los quintetos para guitarra sobre todo por la inclusión en su tercer movimiento de el "Fandango", en muchas versiones como la que podrán escuchar se agrega el uso de las castañuelas.
AUTOR
Luigi Rodolfo Boccherini (Lucca, 19 de febrero de 1743 – Madrid, 28 de mayo de 1805) fue un chelista y un compositor italiano, perteneciente al estilo galante y pionero del periodo clásico en la música.
Nació el 19 de febrero de 1743 en Lucca, en la Toscana, en el seno de una familia de artistas, donde encontró y pudo desarrollar su vocación. Su padre fue contrabajista y chelista, y su hermana bailarina de ballet. Su hermano Giovanni Gastone inicialmente participaba en el cuerpo de baile, pero más tarde en la poesía y la escritura al grado en que llegó a escribir libretos para Antonio Salieri y Joseph Haydn. Boccherini se interesó por el violonchelo desde temprana edad. Su padre le dio las primeras lecciones, ampliándolas con el sacerdote Domenico Vannucci. Progresó tanto que en las fiestas de Lucca de 1756 consta su participación como violonchelista contando con tan sólo 14 años de edad. Su contribución a la historia de la música es muy importante, ya que fue el mentor del quinteto de cuerdas, en su caso con doble violonchelo (se supone que él ejecutaba el primero de ellos, agregándose a la formación de cuarteto tradicional). Esta forma fue utilizada posterior y contemporáneamente por Mozart. El lenguaje de Boccherini se caracterizó por la refinada técnica de cuerdas, principalmente en el violonchelo, pidiendo posiciones extremas (muy agudas para el instrumento), armónicos y hasta golpes de caja, elementos que se reivindicaron posteriormente en el siglo XX, aunque en un contexto musical totalmente diferente. El manejo de la textura fue su gran aporte, mediante el contrapunto temático utilizado de una manera sublime. Estas texturas llegaron a funcionar, en sus Quintetos de Cuerdas y Guitarra, como moldes donde se insertaba la melodía y la armonía, dando la impresión, a la vista de la partitura, de "dibujos" que cambiaban cada un número relativo de compases. Además, tuvo incursiones tempranas en la música programática, como podemos verlo en la "Musica notturna delle strade di Madrid", o bien en el Quinteto Op. 11, "La Uccelliera", donde se representa el canto de las aves.
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